sábado, 27 de octubre de 2012

Dos clases de modelo desnudo

6 comentarios, tu opinión es importante


Me gustaría compartir con todos esta experiencia única, es única por compartida, por mostrar diversidad de sensaciones tanto plásticas como humanas, plasmadas en bocetos y textos.

Son dos clases de modelo desnudo, en ambas con una pareja de modelos

Las poses son cortas de unos 15 minutos algunas algo más extensas como se puede apreciar en los resultados.

Están realizadas en el ámbito del taller de pintura y dibujo El Visor, bajo la dirección de Marcelo, los nombres de los autores están en cada grupo de obras, junto con las impresiones de cada uno.

La entrada en su hábitat original el blog del Taller el Visor 


Dos clases de modelo desnudo Crónica: Marcelo Laugelli, profesor y director del Visor. 

 Dos mujeres, una de ellas embarazada.
El grupo de alumnos del día jueves por la noche son personas que hace mucho tiempo están en nuestro taller, y que tienen experiencia trabajando con modelo desnudo. Una de nuestras modelos habituales quedó embarazada y me contó que este hecho le había cerrado la puerta en muchos talleres. Nosotros ya habíamos trabajado con una modelo embarazada, y está claro que estos talleres no saben lo que se pierden. El cuerpo de una mujer embarazada además de precioso, es muy interesante para dibujar y pintar.
Esta vez pensé en hacer una clase diferente, y además agregar una dificultad a los alumnos. Así que invité a una segunda modelo. Dos modelos desnudas, posando a la vez, y además de eso, una de ellas embarazada, y a tres semanas de parir. Las dos una belleza.

El día de los abrazos
Un día vinieron dos modelos, un chico y una chica a dejarme sus currículums.
Cuando se presentaron se me ocurrió preguntarles: ¿Son pareja?, y me contestaron que sí. Les dije porqué no posaban juntos, y lo presentaban así, que a mí me interesaba hacer una clase sobre abrazos, y como ellos eran pareja no tendrían ningún problema en posar juntos con el contacto físico.
Me dijeron -¡qué buena idea!- y se fueron con mi promesa de que los llamaría.
Un jueves hice venir a los chicos. Él tenía experiencia, ella no tanto.
Para que estuvieran cómodos, ambienté la sala con un sofá, lámparas, puse plantas, una guitarra, luces de velador (y no de focos), y les monté una salón de estar para ellos.
Nunca lo había hecho para otros modelos, pero era su primera clase juntos, era la primera clase para los alumnos donde habría contacto físico entre los modelos, y también la primera para mí.
Yo quería llevarlos más allá, y sacar de ellos el máximo que pudieran dar, pero no sabía con qué reacción me encontraría.
La decoración dio resultado, hicimos unas primeras poses de reconocimiento, pequeños abrazos de amigos, de historias iniciales, los dos en el sofá. Ellos hablaban en susurros entre ellos, creo que él la animaba, o quizá me equivoco y hablaban de cosas suyas.
Después de esta primera parte, dije a los alumnos: -Ahora que rompimos el hielo los presento, ellos son Edgar y Laura-.
Y seguimos trabajando, ellos cada vez más cercanos, cada vez más tiernos y más confiados.
Después serví una copa de vino para todos, y después del vino, les pedí que actuaran: -Primero vos la buscás y ella no quiere y te rechaza, después vos te dejás llevar, después vos lo buscás y es él el que se va, pero vos lo retenés, y se besan (un beso precioso), después los dos se dejan caer en el sofá y vos te vas encima de ella, etc., etc-.
Ellos eran geniales, se nota que están muy bien entre ellos, cuando era él el que se iba, cansado de que ella lo rechace, ella estiró el brazo y lo buscó (por iniciativa propia) y así quedó la pose. En el medio de alguna pose, se hacían masajes mutuamente, y les pedí que lo volvieran a hacer después. Ellos se rieron y lo hicieron de nuevo para todos.
Muchas de las poses que busco para mis modelos me las dan ellos, cuando descansan y se estiran.
En un momento puse una mesita con una botella, y un vaso y le pedí a él que fuera frágil, y se desbarrancara en la mesa y la botella, y le pedí a ella que lo cuidara.
Al final les pedí que se acostaran, no en el sofá, sino en el suelo, en una cama improvisada, que él estuviera encima de ella, pero de costado, y abrazándola. Les di tiempo para buscar la postura, él puso una pierna entre las de ella (antes ya había posado como si estuviera dentro de ella), y descansó sobre ella, mientras por iniciativa propia le tomaba uno de sus pechos. Y ahí los dejé, la última media hora, para que los dibujen mientras ellos se hacían de una forma diferente, el amor.
Volvieron una segunda vez, y ya con más confianza hicimos poses más largas, para que los alumnos pudieran pintar además de dibujar.

Los alumnos:
Los trabajos de los alumnos del jueves van desde el realismo al expresionismo, llegando a la abstracción.
Son un grupo que ha crecido con el taller y con este profesor. Son personas que han buscado un lugar donde aprender a dibujar y pintar, pero después de un tiempo se han encontrado con que hay más cosas sobre las que investigar y aprender si uno es curioso y quiere, meterse en el mundo del arte.
En sus trabajos ya se puede intuir qué camino está siguiendo o quiere seguir cada uno. Unos intentarán expresar el sentimiento de los modelos, sin darse cuenta (o sí) de que están expresando sus propios sentimientos como artistas y humanos. Otros se fascinarán por las formas, otros se volcarán hacia la sensualidad. Otros serán sutiles como la seda y otros enérgicos como el fuego.
Algunos seguirán recorriendo este camino que no tiene final, otros seguirán otros caminos, igual de válidos.
Cada uno deja o dejó una huella, en esta época, en la historia del taller, y en este profesor.
Lo que sigue son los testimonios de esos días.

Julia Sánches Monteis:
El trabajo con dos modelos, ya sean pareja o no, proporciona enfoques para el dibujo mucho mas ricos y realistas. No resulta ya una pose estática de un estudio, sino la posibilidad de establecer diálogos gestuales entre ellos que dan lugar a escenas con una gran carga de expresividad. Como herramienta para un esbozo de un futuro cuadro o pintura es mucho más efectiva, te da muchas más posibilidades.








Manolo López:
Las clases especiales con modelo, de las que ya he asistido a una cuantas, siempre empiezan igual, podríamos considerar algo ya implícito a estos momentos, que suelen ser de nervios y tensión.
Los motivos son claros, a mi entender, por un lado unos largos y prolongados en el tiempo preparativos por parte del profesor, toda la cuestión organizativa, que se acentúa en los días cercanos al evento y sobre todo el mismo día disponiendo el aula en que se ha de efectuar el trabajo. Se ha de montar por un lado el escenario o tarima y elementos necesarios para los posantes y por otro lado el encaje de los alumnos, más numerosos de lo habitual en estas clases especiales, para que todo el mundo pueda ver a los modelos y tenga unas condiciones mínimas para trabajar. Y por otro lado están los alumnos que sencillamente ejercen de tales, no ha leído los últimos email, no han preparado las bases, hacen bromas poco ocurrentes, alguno ni sabía que había clase de modelo, y lo peor de lo peor, incluso llegan tarde, vamos que si no se ha producido un homicidio, es porque el modelo es preferible que esté vivo, pero poco ha faltado.





A lo anterior se ha de sumar calor y falta de luz. La razón del calor es obvia, el “bienestar” de los modelos “desnudos”. En invierno si eres previsor y te traes una camiseta bien, pero en verano no hay remedio, a sudar toca. El tema de la oscuridad es la creación de sombras que potencie los volúmenes y sinuosidades de los cuerpos desnudos, el problema lo tenemos los de visión defectuosa, que al astigmatismo o miopía o ambas cosas, tenemos que sumar las obligadas penumbras.



Vamos, que empezamos la clase con más ganas de irnos a la terraza del Oller que de coger el lápiz. Ni dibujo sin mirar el papel, ni papel sin mirar el dibujo, cuesta lo suyo evadirse, el meterse en el ajo, los primeros dibujos son tensos, siempre tienes al lado un capullo con mejores ideas que tu, ha escogido mejor encuadre y lo ha resuelto más fácil. Lo curioso es que el está pensando lo mismo sobre tu trabajo. Pero creo que ahí esta el truco, en ver que no es imposible, que hay muchas soluciones, y que todas pueden ser válidas.


Bueno por fin, después de más de media hora, sientes que lo que tienes delante no son dos floreros, son dos modelos, y empiezas a sentir que esas posturas, esos gestos, aun siendo posados, pueden trasladarse a lo cotidiano, a la vida, a las relaciones humanas. Con ayuda, mucha ayuda, de la complicidad de los modelos, cuando la hay, cuando se produce, el teatro deja de ser teatro, para convertirse en una historia, y esa historia es con la que luchas en plasmar en el papel. Cuando empiezas a ver una narración plasmada en una tela, un momento que no se congela, si no que se prolonga en una historia, entonces ya ha surgido la magia, es el enlace entre los modelos y tú, que estáis solos, ellos te dejan presenciar momentos de su vida, de su cotidiana intimidad, y tu intentas captarlos, guardarlos en tu memoria grafica, con mayor o menor éxito, pero lo valioso es ese momento, ese instante que se hace infinito, de comunión entre actores y publico, entre modelo y dibujante.


Creo, supongo que cada uno tendrá su teoría, pero yo creo que ese momento del párrafo anterior se da más fácilmente si los posantes son pareja. Y pienso que eso es así porque es más creíble la escena, que cuando es una persona sola. La persona sola, no deja de ser una estatua de Apolo o Afrodita, que bajo las luces del estudio ha cobrado vida, se ha hecho de carne y hueso; aun siendo un modelo más agradable que una figura de escayola(se me ocurre alguna broma de David, que no diré), es difícil sacarla de la iconografía del museo. Casi me atrevo a decir que si estuviera vestida, sería más creíble, la podríamos poner en el metro o tomando un café. Pero donde ponemos un solitario desnudo, como no sea en la ducha. Particularmente, el único sitio donde se me ocurre es en un estudio de dibujo. Podríamos juntar varias figuras y montar una escena, pero bastantes problemas tengo en ese momento, como para componer con elementos externos. Sin embargo el desnudo de pareja si tiene su lugar, sus historias que contar, no solo eróticas, también cotidianas, momentos de la vida, encuentros y desencuentros, alegrías y penas vividas en pareja, que ya en si mismas dan motivo para un cuadro.






Bien, son las diez, más sudados que de costumbre, no sabemos si por el calor o la tensión, pero se acaba la clase, ahora precisamente es cuando estábamos a gusto, cuando habíamos cogido el tranquillo, y precisamente por acabar así, hemos olvidado las primeras tensiones y rifirrafes, y pensamos que ha sido una gran experiencia y estamos deseosos de que se vuelva a producir, de volver a buscar ese momento, de volverlo a intentar, aun a costa de tener que volver a sufrir las ironías de Marcelo.


Anna Hernández Martí:
M’agraden molt les sessions d’apunts al natural, m’agrada l’expressivitat del cos humà, m’agraden les formes canviants que es revelen en cada postura.
Aquest cop, no era un cos n’eren dos. Fa temps ja van fer una sessió amb dos cossos (una noia embarassada acompanyada d’un altre model) però, en aquesta sessió no tenia al davant dos cossos individuals, vers al contrari, hi havia una complicitat entre entitats ben palesa. La meva observació de l’escena va ser diferent que en altres ocasions, un cos dibuixava l’altre, les cames i el braços s’entrellaçaven, un cos no existia sense l’altre…. m’ho vaig passar molt be dibuixant aquestes escenes, la sintonia dels models és transmetia a la sala.
Els meus dibuixos uns millors altres no tant, com sempre, potser això era el de menys… el més interessant, intentar plasmar aquesta complicitat, el repte, algun dia aconseguir-ho.










Lourdes Padrós:
La interpretación de dos cuerpos posando,gestos,movimiento,composición.
Que quiero captar?
Un ejercicio nuevo para mí, un reto.









Ricardo Portero:
Pintar emociones

Soy uno de los alumnos veteranos del taller El Visor, lo comento solamente para destacar que a lo largo de los últimos doce años he tenido muchas oportunidades de asistir a clases con modelos. Son clases realmente especiales. Recuerdo las primeras como una lucha entre el carboncillo, la hoja en blanco, mi cerebro y mi mano. Y no os engaño si os digo que recuerdo las últimas como una lucha entre el pincel, la tela en blanco, mi cerebro y mi mano. Siempre se trata de eso, enfrentarte a la realidad, clavarle la mirada y desmenuzarla en líneas, trazos, formas, pinceladas, luces, color, sombras y al final intentar sentirte mínimamente orgulloso del resultado.

En base a mi experiencia creo que la clase con la pareja de modelos, o mejor con la pareja posando, ha sido una de las mejores. Además de representar una serie de posturas, la complicidad de Laura y Edgar, la atmósfera y la escenografía creadas, nos han permitido plasmar también las emociones que volaban su alrededor: el amor, el desamor, la ternura, el consuelo… Unas emociones que todos llevamos inevitablemente junto a nuestra paleta de colores y que de alguna manera, durante esa sesión nos hicieron ser artistas y modelos al mismo tiempo.

Una vez más, gracias.
Ricardo


Lourdes Garreta Bahima:
Empezábamos una nueva clase de modelo en el taller entre caballetes, compañeros y cojines. Una de estas clases agradables a las que vas entrando sin forzar y donde el dibujo va surgiendo sin importar el objetivo o la perfección del resultado. Esta vez, por eso, se notaba una tensión diferente. Y estuvimos dibujando de manera diferente. Y es que ese día, no era tanto el cuerpo como el espacio. La sensación era la de estar dibujando la relación entre dos personas. Lo intentabas echando agua en los huecos, o quizás algo de negro cuando las fronteras se difuminaban, podías reflejar la complicidad con manchas de tinta, o marcar las diferencias con curvas opuestas, intentabas captar sensaciones con los diferentes matices del gris… Y de ahí salieron dibujos, bocetos y pinturas… algunos intensos y acertados, otros extraños o deformados… pero todos ellos con esa frescura de las clases de modelo.
Lu

















Jordi Vela:
“Una tarda de començament d’estiu ens trobem al taller per pintar una parella de models. Ja he assistit a alguna classe de model però aquesta vegada serà diferent: una parella de models que són parella i en colors.
A la sala, com sempre en aquests casos fa calor i es respira un cert nerviosisme en els preparatius. Les classes de model venen a ser com una mena d’examen on es demostra davant de tothom fins a on pots arribar en la teva perícia. És important doncs trobar un bon lloc, tenir els materials ben preparats i arribar a un cert punt de concentració.
Desprès de l’espera entren els models. Son molt joves i els trobo sorprenentment relaxats i naturals en la seva nuesa. En Marcelo els acompanya, els mima com fa sempre amb els models i els indica com han de col•locar-se amb la seva delicadesa portenya. Llavors, amb més severitat, ens dona les darreres instruccions. I a partir d’aquí tot es transforma.
El temps es condensa i l’espai tambè. Desapareix la sala, els companys que pinten, tu mateix. Inclús la parella que jeu a terra. Ara solament hi ha color, matèria, moviment, formes que entreveus i es resisteixen, ombres, llum. I una sensació de temps comprimit i al mateix temps accelerat. Treballo febrilment dins d’una mena de nuvol, d’una introversió estranya. Davant meu una superfície que faig canviar però que en certa manera m’és aliena i que em domina totalment.
Quan acaba l’exercici han passat més de tres hores i sento una fatiga feliç. És el moment de sortir del núvol i tornar a la realitat. Retrobar els companys, descobrir els models ja deambulant entre nosaltres i comprovar que cada ull i cada mà retornen mons diferents partint del mateix element. És el segon moment màgic de la sessió.
Mentre vaig cap a casa penso que l’acte de pintar en sessions com aquesta s’aproximen possiblement a una meditació en moviment. Una experiència intenssísima i alliberadora que desitjo repetir ben aviat.”


Nathalie Rey:
Clases de modelo y lo que pasa después
Por algo en el taller se le llaman a las clases de modelo “clases especiales”.
- “La semana que viene, clase de modelo. Habrá dos modelos de las cuales una embarazada de nueve meses. Vengan con su pintura ya preparada. Prohibido llegar tarde!”
Este anuncio lanzado el año pasado por Marcelo, el director del taller, fue el primero de los que propiciaron una larga serie de clases de modelo consideradas desde un punto de vista un poco diferente a lo habitual, visto que se trataba de salir de los senderos académicos y de experimentar…

En las clases de modelo, siempre hay una atmósfera especial (otra vez). Se debe a varios factores: es la oportunidad de romper con la rutina del programa; también la oportunidad de trabajar todos juntos sobre un mismo tema; la necesidad de trabajar rápidamente, por lo tanto dejando de lado la reflexión y el pudor; y quizás sobre todo porque el objeto de nuestro estudio es un ser humano, que expresa todo tipo de sensaciones y que nos genera todo tipo de reacciones.

En este aspecto, las clases en las cuales hubo dos modelos fueron particularmente ricas en emociones.

Primero, la clase con Connie y Agustina. Agustina era la embarazada de nueve meses. De vez en cuando me la cruzo por el barrio del taller; su hija es preciosa.
Era un curioso contraste: Connie, menuda, y Agustina toda redonda. Agustina se movía poco; estaba instalada como una reina sobre una montaña de cojines. Le tocaba a Connie desplazarse poco a poco; un bonito baile.


No me acuerdo muy bien si era justo antes o justo después, pero tuve la suerte de asistir a una clase dónde Agustina posaba sola. Ese día debía de estar inspirada porque hice uno de mis mejores dibujos. Luego la imagen de esta clase no dejó de perseguirme: la dibujé una y otra vez; intenté hacer un grabado sobre linóleum (que nunca llegué a terminar) y al final hice una escultura – la preferida de Julia – toda redonda y cálida (por el color miel del tilo). ¡Gracias Agustina!


Pero la clase más conmovedora para mi fue la de la pareja.
Llegué tarde, por lo cual no escuché las primeras consignas, pero igual, cuando abrí la puerta, fui proyectada en el medio de una discusión conyugal que parecía muy real. No sabía porque estaban enfadados; por supuesto no hablaban, pero seguramente había una música dramática. En todo caso, en algún momento Edgar se cogió la cabeza entre los brazos y para mí se puso a llorar. Entonces Laura se acercó y le pasó el brazo alrededor del cuello. La escena era de una tristeza infinita.

Luego, las cosas se arreglaron; se acostaron juntos en un colchón en el suelo. Edgar abrazo su novia poniendo la pierna por encima de la suya y agarrándole un pecho. Edgar empezó a murmurar en la oreja de Laura. A veces un minúsculo susurro de risa se les escapaba. Y la eternidad cayó encima de nosotros…

Más tarde reordene las escenas para hacer una historia.
Todavía estoy en ella. Pero aquí os enseño unos extractos.






David Casallachs:
He estado en numerosas clases con modelo en el taller. Sólo una vez estuve dibujando a dos personas al mismo tiempo, pero no eran pareja. Era un chico y una chica, y se notaba que guardaban las distancias, sobre todo ella, como siempre pasa.
No presencié la clase con la mujer embarazada. Pero sí tuve la suerte de estar con la pareja.
Yo, que siempre he buscado hacerme mi mundo, quizá para salir de este otro que representa el real, he visto como las posibilidades narrativas se multiplican. Y con ellas las inspiraciones y las expresiones que se pueden dar a nivel diálogo entre los dos personajes. Si con un modelo podemos retratar la situación personal de alguien solo, con su situación y sus sentimientos, con dos personas tenemos dos situaciones personales añadidas a una interrelación que hace que las intimidades dependan del otro. Así como las expresiones de la cara y los gestos del cuerpo.



Además de esto destaco la posibilidad estética de poder dibujar o pintar brazos que se montan sobre piernas, manos que agarran pechos, piernas sobre piernas, muslos sobre vientres…

Las escenas de pareja también pueden reflejar diálogos interiores de cada uno, ahí cada cual con su interpretación o con la perspectiva que quiera darle. Todas estas posibilidades hacen de la puesta en escena una experiencia muy inspiradora.


Marta Gómez Pons:
Mi experiencia al dibujar una pareja de modelos
A. El previo: modelos que transmiten
Dibujar un/a modelo es una experiencia que todo dibujante/pintor valora enormemente. Esta experiencia es aún mucho mejor cuando además ese modelo intenta transmitir algo: movimiento, un sentimiento, etc. y no está simplemente posando porque entonces el reto es mucho mayor y sobretodo te enriquece mucho más como dibujante/pintor. Se trata entonces de conseguir plasmar en el lienzo ese mismo sentimiento que el modelo está intentando transmitir. Para ello es imprescindible que el modelo tenga práctica o nociones de actor o como gimnasta o bailarín, según aquello que pretenda transmitir.
Mis experiencias dibujando modelos que transmiten algo son pocas pero distintas. Por un lado dibujando movimiento a partir de una gimnasta y por otro lado dos sesiones dibujando un actor que transmite sentimientos. En ambos casos no prestaba tanta atención en conseguir a la perfección las proporciones y medidas del cuerpo humano sino en poder llegar a transmitir lo mismo que el modelo me transmitía. En el caso de la gimnasta, pese a que la modelo no trasmitía nada, sus movimientos y posturas eran muy rápidos y evidentes y logré hacer ciertos apuntes rápidos en los que se puede intuir el movimiento. En el caso del actor, en las dos ocasiones distintas en las que lo pude dibujar, cabe decir que aunque él era muy bueno transmitiendo los sentimientos que se le indicaban yo no conseguí apuntes en los cuales se reflejarán dichos sentimientos aunque si las posturas, y únicamente lo conseguí en aquellos casos en los que las posturas eran muy evidentes y de por sí ya tenían significado. El actor en cada postura transmitía un sentimiento diferente. Una sensación muy interesante, enriquecedora y diferente.


B. Dos modelos
Mi experiencia dibujando dos modelos a la vez fue muy chocante. Dos mujeres, una de ellas emabrazada. Ambas modelos, aunque muy profesionales, estaban muy tensas y no se querían ni rozar. No transmitían nada y era como dibujar bodegones humanos. Me chocó porque una mujer embarazada ya transmite de por sí, pero en este caso la unión de ambas no me transmitía. Mis apuntes no transmiten ningún sentimiento aunque alguna composición pudo resultar interesante cómo tal.



C. Dos modelos que son pareja en la vida real
La mejor experiencia. Una experiencia nueva, mágica y que me ha abierto un abanico de opciones inmenso y harto interesante.
La pareja de modelos desde el primer momento estaban transmitiendo, antes de que nadie les indicará nada, sólo entrar en el taller ya estaban transmitiendo algo. Se les indicaban posturas concretas, pero no se necesitaba nada más, los sentimientos ya flotaban en el ambiente sin tener que dirigirlos ni forzarlos, porque eran reales, estaban allí, a flor de piel, en el ambiente y del ambiente al lienzo, no había que hacer ningún esfuerzo en intentar captarlos con el carbón o el pincel, porque ellos se posaban en el lienzo y jugueteaban de un lado al otro. Sólo había que dejarse llevar, vigilar las proporciones, encuadres y composiciones, cómo cuando haces un simple bodegón, no había que intentar plasmar nada más porque los sentimientos ya se plasmaban sólos.
Los dos modelos eran dos que eran uno, se apoyaban, se animaban, se complementaban, cuchicheaban, se animaban, se reían, susurraban, jugueteaban, etc. y conseguían transmitir todo eso sin quererlo transmitir ex proceso. Una experiencia mágica que te transportaba con ellos y te planteaba el reto de poder captar tanto sentimiento junto en un único lienzo. En cada postura de los modelos hay muchos sentimientos, no se trataba de que una postura concreta transmitiera un sentimiento concreto como en el caso del modelo actor.
Pude repetir esta misma experiencia con los modelos pareja, una segunda vez, y cuando volví a repetir la experiencia se volvió a repetir todo de nuevo, no había sido una casualidad ni había sido fruto de la novedad.
Pienso que habrá grandes artistas y pintores que nunca habrán dibujado dos modelos pareja y se habrán perdido esta experiencia tan especial, enriquecedora y que brinda un enorme abanico de opciones, de inspiración y de descubrimientos, algo que un artista siempre está buscando…
Marta Gómez Pons






Federico Fábregas:
El dibujo como caricia inocente

Las caricias no tienen sombra, sólo un rastro de sensación que se fija en la memoria para fabricar un recuerdo. Los objetos, las plantas y los animales sujetan sus propias sombras y soportan el desliz de las ajenas, mientras que el ser humano se deja acariciar por ellas y se esfuerza en materializar el alma para que se pose suavemente en su semejante.
Cuando dibujo un objeto observo fríamente sus sombras, que no su alma, e intento trasladarlas a su tocayo papel, con sentimiento matemático y frío. Cuando más allá del papel hay una mujer o un hombre, o ambos, inconscientemente percibo mayor vida; tal vez porque lo que se ven no son sombras sino esencias. Y necesito entablar conversación sobre ello con la blanca plana fabril, hablando con los dedos; con esos dedos de acariciar pieles y de captar esencias. Y entonces siento que dono caricia humana, pero no de hombre, con suavidad inocente, a cuerpos con alma; y a veces con más de una: con la propia y la interior engendrada.
Unas veces las sombras y las luces aparecen de entre mis yemas mientras éstas ennegrecen, no de forma fácil y segura, sino con el titubeo dulce de la responsabilidad de reproducir esencias humanas. En otras ocasiones, intermediarios de la creación rayan o pincelan entrelazos de cuerpos, deseando que sombras ajenas muy próximas reposen en sus íntimas pieles.
Mujeres y hombres se acarician con sus sombras, a veces ocultas en el vientre, para que otras mujeres y otros hombres, como yo mismo, tengamos el privilegio de atrevernos a aprehender las almas contenidas en sus luces.
Gracias a todas ellas y ellos. Y a la oculta u oculto también.
Fede



















3 comments


  1. oct 21, 2012
    Responder
    Muy interesante esta entrada. Nos conocemos de largo tiempo, y sabemos que pensamos y sentimos, o casi.
    Al ver vuestros trabajos en texto y trazo, se confirma lo expresado anteriormente, nuestra comunión semanal bajo los auspicios de júpiter, puede que no nos acerque, que opino que si; pero poco a poco nos vamos desnudando como nuestros modelos, dejando en al tela nuestros secretos a cada pincelada, mostrándonos cual somos y conociéndonos como puede que nadie desde fuera nos llegue a conocer. En lo pinturero se entiende.
    Por esto entre alguna cosa más estoy contento de estar en esta entrada. En esta hermandad juevica.
    Un fuerte abrazo.
  2. Mateu ( un ex del taller admirado) says:
    oct 26, 2012
    Responder
    Simplemente maravilloso. La experiencia transmitida..la intensidad de la experiencia . Y sobretodo los resultados. Que gusto! Que maravillosos trabajos. Todos. Una vez mas cada uno con su mano, su vision, su recorrido. Bravo bravo y bravo! Y bravo Marcelo una vez mas por ser el artifice de crear el contexto en que estas magias suceden. Que gusto verlos chicos..ya tan evolucionados! Ya tan maravillosos! Felicidades y gracias por compartirlo y mostrarlo.
  3. Nuria (recordando el taller) says:
    oct 26, 2012
    Responder
    …………. me he emocionado…… tengo los ojos vidriosos. Me habéis hecho revivir la magia…